NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO
“La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve.” (Martin
Luther King)
365 días del año, las 24 horas
luchamos contra los roles de género,
la violencia y la desigualdad, en un camino en el que los derechos han de sumarse a las
obligaciones en cualquier caso.
Esta semana estamos gritando de
forma Internacional NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO, cada
vez existe mayor sensibilización, pero nos queda mucho camino por recorrer.
Cuando hablamos de violencia de género, nos referimos a la ejercida por un
hombre para provocar sufrimiento a una mujer; pero no se queda ahí, además
añadimos la VIOLENCIA DOMÉSTICA , o también
llamada “intrafamiliar”. Se define como los malos tratos o agresiones físicas,
psicológicas, sexuales o de otra índole, infligidas por personas del medio
familiar y dirigida generalmente a los miembros más vulnerables de la misma:
niños, mujeres y ancianos. Normalmente se considera que la violencia doméstica
se da entre adultos de una edad similar o de descendientes a ascendientes. No
siempre se ejerce por el más fuerte física o económicamente dentro de la
familia, siendo con frecuencia razones puramente psicológicas las que impiden a la víctima defenderse.
En hogares donde existe maltrato o
violencia psicológica o cualquier otro tipo de violencia, los hijos son 15
veces más propensos a manifestar algún tipo de maltrato en su etapa adulta. Se
hace imprescindible romper la cadena de violencia familiar que se transmite de
padres a hijos.
La O.M.S., en 1998, declaró a la violencia doméstica como una prioridad
internacional para los servicios de salud; la gravedad de sus consecuencias
físicas y psicológicas tanto para la víctima como para la familia hace de la
violencia doméstica un importante problema de salud con intensa repercusión
social.
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